Capítulo ILa guerra compleja y el Estado mexicaGeneralmente la mayoría de los libros que tratan el asunto de la guerraen la Antigüedad se inician planteando los fundamentos teóricos de lamisma. En esta obra trataré, en la medida de lo posible, de omitir estosfactores que para muchos casos parecerían engorrosos al lector. Sinembargo, he considerado pertinente establecer una serie de parámetrosde análisis sobre nuestro problema de estudio, ya que es la base paraentender las interpretaciones que verteré en este y en los subsecuentescapítulos.La guerra ha sido definida de diversas maneras y quizá lo que másla caracteriza es que se encuentra inserta dentro del ámbito de la cul tura,es decir, es una manifestación que identifica únicamente al hom bre.Tenemos claro que los animales no hacen la guerra, su mani festaciónnatural es sólo la violencia, por ello, el problema de la guerra se vahaciendo complejo en función del desarrollo mismo de las sociedades yde su propia cultura. En consecuencia, en aquellas sociedades donde sudesarrollo es más claro, también la guerra se ve cada vez más estructu-rada, tanto en sus objetivos como en los elementos necesarios para subuen desarrollo.Las sociedades preestatales, y sobre todo las estatales, requieren detoda una institución militar para poder llevar bien a cabo sus objetivos.Por tal motivo, la estructura de sus instituciones militares debe necesa-riamente contar con diversos componentes que permitan el engranajede toda la infraestructura bélica necesaria. Ello supone una serie derecursos económicos, humanos y de organización institucional muygrande, que implican una serie de factores que deben estudiarse porseparado para finalmente reconocer su estructura en conjunto y saber elcómo y el por qué de los conflictos armados en las distintas sociedadesde la Antigüedad.Intentaré desglosar en este capítulo varios de estos elementos quehe denominado anteriormente componentes de la guerra compleja(Cervera, 2007: 120). Son aspectos que no detallé a profundidad en ellibro anterior y que, realmente, de ellos dependerá mucho de lo que eneste trabajo se escriba. Pueden estar sujetos a discusión y es precisa-mente en esta donde se estaría estableciendo el parámetro de avances yretrocesos en el estudio de la guerra mesoamericana. Finalmente, esperoque los colegas que lleguen a leer este trabajo entiendan estos procesos yen futuros foros de discusión se analicen y entablen polémicas alrededorde lo siguiente.Estructura del ejército, sistemas de mando, avituallamiento, entrena-miento, sistemas de armamento, planteamientos tácticos, mercenariado,elementos rituales asociados a la guerra, poliorcética, etc. Evi dentementelos elementos analizados serán vislumbrados desde la aplicación en laestructura social, política y militar mexica a lo largo de este libro; sin em -bargo, mucho de lo que se exponga en este capítulo será la base teóricapara lograr comprender las diversas interpretaciones que abordaré enlas siguientes líneas. Comencemos por entender qué es un ejército ycómo se debe estructurar.EL EJÉRCITO Y SU ESTRUCTURACIÓNUna colectividad numerosa de hombres que están dispuestos a pre -sentar batalla con un semejante es, en resumen, un ejército. Este suponeuna serie de elementos para su buen desempeño en la batalla. Se cono-cen en la historia de la humanidad muchos tipos de ejército, bajo losestrictos cánones de la guerra compleja. Ello representa un cuerpo real-mente especializado de hombres que tienen papeles específicos en todoel proceso de la campaña militar. Esto también implica que dichos hom-bres estén, preferentemente, adiestrados bajo el mando de cierto cuerpode hombres de mayor rango y experiencia; a esta relación de subordina-ción la denominaremos el sistema de mando.La base de este fundamento es que se requiere del liderazgo de unindividuo para que una acción violenta en masa no termine en seriosproblemas de coordinación. En buena parte de las sociedades de laAntigüedad, el principal representante de las fuerzas militares ha sido elrey y/o gobernante, ya sea por demostrar su eficacia en el campo debatalla, por algún tipo de encumbramiento político o de nobleza, o porherencia; y aún lo vemos hoy en muchos estados, como el mexicano,donde el presidente es el jefe supremo de las fuerzas armadas.De este tipo de personajes se desprende una serie de subalternosque, a lo largo de la historia y dependiendo de cada cultura, han llevadodiversos nombres, papeles en el sistema de mando y quizá lo másimportante para nosotros es que cada uno de ellos, además del nombre,están representados iconográficamente por algún distintivo. Sobre todo,gracias a las diversas representaciones en los diferentes materialesarqueológicos y etnohistóricos y apoyados en las fuentes escritas, esviable conocer las características gráficas y rastrear los sistemas demando en los ejércitos antiguos.Por ejemplo, entre los mandos superiores de los ejércitos griegos dela Antigüedad era sobre todo la crin, aditamento que decoraba loscascos, lo que determinaría en algunos casos el rango. Sabemos de ante-mano que la mayoría de los soldados llevaban dicho ornamento vertical-mente, de manera que iba de la frente a la nuca pero, generalmente, losmandos supremos lo llevaban de forma horizontal. Este elemento des -pués pasará a los romanos quienes continuarán esta tradición entre suscenturiones.Gracias a la investigación y el análisis iconográfico de este y otrosfactores podemos llegar a reconocer los sistemas de mando en un ejér-cito antiguo. Como veremos, el caso mexica tiene su respectiva proble-mática, sin embargo, el mayor elemento emblemático de los sistemasde mando está representado por animales cuya carga simbólica es clara:los guerreros águila y jaguar.Uno de los grandes inconvenientes de estudiar los sistemas de man -do antiguo, y concretamente en el caso mesoamericano, es reconocerGuerreros aztecascon certeza las cadenas de mando. El problema se da cuando no selogra identificar dicha cadena y saber quién le sigue a quién, con quénombre y cuáles son sus distintivos iconográficos y funciones. Esta esuna dificultad con la que nos toparemos en el estudio de la sociedadmexica, de la cual pese a que se tiene información, los eslabones no sondel todo evidentes.Otra parte fundamental en la estructura de los ejércitos es el llama -do sistema de comunicación. La transmisión de órdenes por parte de unindividuo a una masa homogénea de gran cantidad de hombres resultaen gran parte problemática, por lo tanto es necesario contar con un sis -tema de transmisión de órdenes en plena batalla.No podemos imaginar a un general gritando en medio de la batallaqué deben hacer sus hombres cuando están en el ardor del combate. Porello, los sistemas de mando y los sistemas de comunicación están co -nectados, ya que los mandos principales pueden delegar su orden a losmandos directamente siguientes a ellos, quienes a su vez pueden, a tra -vés de diversos sistemas, transmitir dichas órdenes. Las señales de estetipo de transmisión pueden ser de dos tipos: sonoras o visuales.Las transmisiones sonoras generalmente se hacen a través de ins -trumentos musicales, de los cuales ya se tienen señales sonoras acorda-das con anterioridad a dicha batalla. Bien puede ser con tambores o flau tascomo en el ejército espartano, también con trompetas como en el romano.Nuevamente al recurrir a las fuentes escritas, donde generalmente sedescriben las batallas de la Antigüedad, se puede saber cómo se trans-mitían estas órdenes.Las representaciones iconográficas, nuevamente, nos pueden brin-dar especial información al respecto, tal es el caso del famoso vasoChigui donde, por vez primera se representa una falange hoplítica diri-gida con el sonido de flautas dobles. En el caso mesoamericano y espe-cíficamente mexica, se tiene la información al respecto sobre todo gra ciasa las narraciones de los conquistadores españoles. Más adelante tratare-mos en otro capítulo el análisis de los sistemas de comunicación y trans -misión de órdenes del ejército mexica.No podemos dejar de lado los sistemas de comunicación visualesgeneralmente apoyados en banderas; sin embargo, los uniformes juegantambién un papel preponderante y sencillo en el momento de la batallapor el simple hecho de mostrar en qué bando están y, por lo tanto, elejér cito distingue fácilmente a quién matar y a quién no. Sabemos quepor detrás de todo ello se esconden los sistemas de mando, los distinti-vos y divisas militares e incluso factores de tipo religioso y simbólicoque forman parte de los fundamentos culturales de quienes los portan.
yao tonal
lunes, 17 de octubre de 2016
los mexicas
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